martes, 13 de octubre de 2009

Crowen (XIX) La sonrisa del demonio.

Acabo de ver a Valdor. Ha venido a buscarme. Sentí el tirón en mi mente, convocándome a su presencia, pero finalmente fue él quien se apareció a mi vera, dueño del secreto de los portales, tan intrínseca y profundamente fundido con el Grimorio Negro que ya no necesita de su presencia física, accede a él de forma simbiótica y permanente, el Libro de Sangre lo ha aceptado como su señor y su siervo. Lo mismo que yo ansío conseguir algún día. O eso creo…


Me ha revelado lo que sabe sobre las andanzas de Zai Yimissa. La muy zorra está replicando los rituales que en su momento consumara Misao para acceder al poder del Rey Sombra, siempre supe que era un demonio ambicioso, obsesionada con el poder y la posesión, pero me sorprende que haya reunido coraje para iniciar esta senda, es uno de los procesos mas oscuros y perversos que conozco. Zai ha completado la primera fase de los asesinatos y sacrificios rituales, el primer paso en una espiral de creciente maldad que abrirá las puertas que desea cruzar. Valdor teme por mi, pues puedo tener poder sobre ella aunque renunciara en su momento al pacto de sangre que la sometía al servicio de mi linaje, la amenaza de mi existencia siempre la acosará y sabe que tratará de poseerme o destruirme, mi consorte sospecha que las pistas que ha ido dejando tenían como objetivo atraerme. Es cierto, Zai se ha hecho notar y sus pistas en apariencia sutiles me resultan burdas y evidentes, esa guarra imita a Misao pero carece de la aterradora inteligencia de mi vieja enemiga. Tsk… pensar en ella me llena la boca de un regusto amargo.

Esto es tremendamente inoportuno, pero no puedo ignorarlo, cuanto mas tiempo le permita fortalecerse, mas difícil será luego acabar con ella. Y hay alguien que puede ayudarme, alguien que la tuvo a su servicio en los últimos tiempos. Debo… debo avisarle. Y debo atraerle de nuevo a mi causa. A mi seductor, elegante y malicioso príncipe demonio particular, Baazel Yamaniel.

De pronto me sobresalta un escalofrío.

¿Estoy temblando? Si. Lo estoy. La remembranza de Valdor me invade, me abruma. Ha sido una reunión breve y sin embargo me siento saturada de un poderoso e insaciable deseo insatisfecho… Efímero, distante y angustioso, así podría describir nuestro encuentro. Aún me estoy preguntando por qué no he tomado las riendas y he cambiado las tornas, por qué he dejado que él marque el ritmo, tan solo sentirle cerca ha hecho tambalearse mi mundo haciéndome consciente dolorosa y cruelmente de lo incompleta y vacía que me siento sin él. Pero él no es para mi. Él lo sabe, yo lo sé. Lo que tuviéramos, lo que éramos… ha cambiado. Valdor se ha entregado a su destino y yo debo asumir el mío.

Tengo ganas de matar a alguien, de destrozar algo, de destruir, de consumir… siento la ira abrirse paso a dentelladas desde mi interior, masticar el despecho, la tristeza, triturar sentimientos y anhelos. Ahora no puedo, no debo… no debo volver a caer en ese pozo negro de desesperación. Una voz pequeñita gime desde el fondo de mi mente, un hilillo de esperanza incierta que frente a todo pronóstico ha logrado sobrevivir. La ilusión infantil e ingenua que a veces me hace desear en lo mas profundo, recóndito y apartado de mi ser… que todo vuelva a ser como antes, es un pensamiento confortable al que aferrarse cuando todo lo demás se vuelve intangible y lejano. A pesar de que me obligo a no aferrarme a ello, me faltan agallas para romperlo de una vez por todas, Gaheris tiene razón, aunque haya estado a punto de golpearle cuando me lo echó en cara, vivo irremisiblemente atrapada por mi pasado, por lo que fui… por lo que tuve, por lo que una vez sentí, Gahe se ha hecho notar toda la mañana inquieto y lúgubre en el fondo de mi mente, inquieto e incluso dolido por saber que estaba con Valdor. Evidentemente Valdor lo ha percibido y se ha partido el pecho de risa con el asunto, y me ha aguijoneado con sorna empezando a llamarle “mi rival”. Dioses, para ahogarles a todos.

Y como colofón de un día tenso me encuentro ahora mismo en la tesitura de contactar con Baazel. Son tres los vínculos que mantengo, Valdor, mi consorte por toda la eternidad, Gaheris, mi amante díscolo y rebelde y Baazel… Baazel, el demonio que hace años liberé y nunca mas me abandonó. El demonio que me conoce, me desea, me incita, me tienta, me protege, me reclama… un guardián a su manera, alguien que vela por mí… pero que también desea devorarme, alguien en quién jamás he podido confiar y sin embargo nunca me ha abandonado, Baazel, el demonio de sombras fascinado por los mortales, que cuando tuvo que elegir en el momento crucial, eligió morir a mi lado.

Así que me armo de paciencia y despejo mi mente, preparada para el habitual duelo de ingenio morboso al que me somete cuando hablamos… tiro con fuerza de nuestro enlace psíquico y deslizo en él una sola palabra.

“Baazel.”

Su respuesta se hace esperar unos segundos.

“Hum… Crowen. Que inesperada sorpresa.” Le imagino perfectamente, esbozando esa sonrisa peligrosa y ambigua teñida de intencionada provocación.

“Tenemos que hablar.” Le digo, siento de pronto su curiosidad preñada de ironía.

“Querida, es mal momento. Tengo un asunto entre manos en este instante” Ríe tentador.”De hecho tengo dos. Dos gemelas viciosas y entregadas que se sentirían decepcionadas si las ofendo con un desplante”. Encima se regodea y me permite comprobar que es cierto volcando en mi mente, sin permiso, una catarata de sensaciones explícitas. Le gusta jugar conmigo, con todos, así que le sigo el juego sin demostrar turbación.

“Egoísta, podías avisar.” Se ríe, le encanta que entre al trapo y no me arredre, él conoce una parte de mi que no suelo mostrar, pero bueno, me acompañó en mi descenso a la corrupción del vil con entusiasta abandono, así que ha sido testigo de mi fachada mas oscura y degenerada. Y al maldito le encanta. Benditas lagunas de memoria…

“Únete.” Lo dice en serio. Lo peor de todo es que la idea me seduce… pero no. Baazel es un demonio, siempre será un demonio, una cosa es tontear con su ingenio y otra caer en su red. Algo que aprendí por las duras.

“Tengo en mente otra dama a la que someter y dominar, Baazel.” Le contesto.”Zai Yimissa ha vuelto y está reproduciendo los rituales de Misao.” Siento cierto placer al notar que le corto el rollo y me permito sonreír con esa mueca inocente que nunca me sale creíble.

Hum… ¿estás sobre su rastro?” Está digiriendo la información, su pregunta es intencionadamente redundante, se le nota que está pensando a toda prisa mientras intenta mantenerme ocupada hilvanando una respuesta. Demonios, nos conocemos bien, le contesto con datos que seguramente ya ha deducido por si solo.

“Si. Se oculta pero actúa dejando miguitas que me llevan a ella, es evidente que quiere tenderme una trampa y eso te apunta a ti como posible objetivo.” Siento cómo medita mientras las gemelas refunfuñan olvidadas entre sus brazos.

“Te veo en el Pulgar del Diablo, en Mil Agujas, mañana al atardecer.” Me anuncia de pronto.

“¿Y que cuernos se me ha perdido allí?” Le pregunto sorprendida, solo estuve allí una vez, de camino a Gadzetan y no recuerdo que hubiera ningún nexo de poder ni nada especial.

“Hace tiempo que quiero hablar contigo y entregarte algo, lo que me revelas vuelve acuciante el que nos veamos.”

“No iré si no me dices para qué.” Nunca dejes que un demonio te seduzca con promesas vagas y explicaciones crípticas, exige respuestas, exige transparencia, bastante peligroso es dialogar con ellos para encima conformarte con una conversación enigmática. Siento su risilla, reconoce mi intención y la aprueba.

“Mi querida Crowen Malarod…” Él usa siempre mi nombre original. “…hace meses que comparto tus sueños. Sé lo que te atormenta y lo que te distrae, lo que te angustia y debilita…” Que gracioso, yo no duermo, lo que viene a descubrirme que invade de forma consciente mis pensamientos, maldición, otra secuela de tener la memoria fragmentada. “…has perdido recuerdos clave que tienen la respuesta a tus preguntas, yo te los devolveré.” Si aún respirara me habría quedado sin aliento, bueno, de hecho me olvido de respirar durante varios minutos mientras me trago con dificultad el dulce envenenado que me está ofreciendo.

Se me ocurren mil razones por las que no confiar en su regalo. Y otras mil por las que si hacerlo. Baazel desea algo de mi, eso es evidente, pero también desea que prevalezca, no somos enemigos, al contrario, soy lo mas cercano a una amiga que puede tener. Toda mi experiencia y sentido común comienzan a gritar con las manos alzadas: ¡No!¡Di que no!¡No aceptes! Son impertinentes, así que las acallo de un portazo. Al fin y al cabo, esto es lo que esperaba ¿no? Es lo que buscaba.

“Allí estaré.” Mi respuesta es serena y firme, aún así cuando cierro el enlace percibo el brillo del triunfo en sus ojos, la sonrisa de depredador en sus labios y la excitación en sus nervios. Disfruta al llevar ventaja cuando juega conmigo.

No hay comentarios: