sábado, 28 de noviembre de 2009

Crowen (XXV) Toque de queda. (2ª parte)

Theron me mira de pronto de esa forma tan particular que estoy empezando a reconocer, sus ojos parecen prendidos en llamas de color jade, le tengo tan cerca que puedo apreciar perfectamente los detalles de su fisonomía, el nacimiento en la frente de los cuernos que le identifican, los anillos enjoyados que los adornan capturando reflejos y emitiendo destellos cada vez que mueve la cabeza. Su rostro es juvenil, casi andrógino, un contraste de claroscuros, de fina piel blanca y cabello tan negro como una noche sin luna. Las runas de verde vil que nacen en su nuca y enraízan por sus mejillas le otorgan un aspecto primigenio y misterioso, exótico, sus rasgos están cincelados con exquisita ambigüedad y obedecen a los deseos de su dueño con asombrosa fidelidad. Se mantiene tan próximo que siento el hálito de su respiración en mi mejilla, en ocasiones, sobre mis labios, no le he invitado a acercarse mas a mi y no he alentado su caricia aparentemente casual, pero tampoco le he rechazado o me he mostrado esquiva. Reconozco que me gusta enviar mensajes ambiguos y esto creo que ha despertado su interés en lugar de desanimarle.

-Sueles hablar de la voluntad con el mismo convencimiento que otros hablan de la Luz. Parece mas un credo que una filosofía. – Su voz hace vibrar el hechizo de fascinación que nos envuelve sin llegar a romperlo, seguimos hablando en susurros.
-Es algo que me define. Mi cuerpo es perecedero, frágil y efímero, mi voluntad es poderosa, fuerte y eterna-dudo antes de hablar sobre mi pasado, mi bizarro aprendizaje… pero luego recuerdo que ya lo atisbamos uno en el otro cuando compartimos el vínculo de la triada.- Todas las enseñanzas de mi padre y mis maestros han tenido como cimientos la disciplina y el tesón, el fortalecimiento de la propia voluntad, necesaria para doblegar, defenderse y caminar por el plano espiritual, para ser capaces de viajar entre dos mundos, para mantener la cordura y la conciencia de uno mismo.
-También los brujos entrenamos nuestra voluntad, es el ejercicio del control de uno mismo lo que nos impide caer presas de las criaturas que invocamos. Aquellos débiles o ahogados en la indecisión no sobreviven. –me apunta él.
-También es necesaria para enfrentarse a la corrupción. –apostillo.
-O para aceptarla y convertirla en parte de ti.- me sugiere burlón.

El sabe por qué lo dice. Es perfectamente consciente de ello mientras el fuego vil recorre abrasador sus venas, es perfectamente consciente mientras siente la sombra enroscarse y deslizarse sinuosa por mi interior. Nos volvemos a quedar prendidos en un cruce de miradas. ¿Qué verá en el azul glacial de mis iris? ¿Frío y oscuridad?¿Noches largas de vigilia?¿El ansia y el hambre infinita que horada mis entrañas y enciende mi pasión? ¿Verá determinación y coraje o simplemente tozudez supina?¿Qué es capaz de ver?

De pronto siento un escalofrío, la sensación de vértigo es fugaz pero muy real. Esa alarma instintiva que resuena en el fondo de tu cabeza cuando te sientes al descubierto. Por un momento he sentido la magia de una extraña sintonía, mi cabeza se ha ladeado permitiendo que mi mejilla roce el interior de su muñeca en un gesto inequívoco. ¿Un descuido? ¿Tan segura me siento? Mi propia reacción me desconcierta, le miro buscando una respuesta y no puedo evitar sentir una leve punzada de irritación al distinguir con meridiana claridad un destello triunfal en el fondo de sus pupilas.

Maldito embaucador. No dejo traslucir nada pero lo pienso. Y seguro que el sabe que lo pienso.
Como si hubiera estado esperando ese momento de pequeña conquista, Theron de pronto se echa hacia atrás y se estira cual gato perezoso.

-Diría que se ha hecho tarde si no fuera porque está amaneciendo.- me dice irónico.
-Si tras una noche en vela nos sorprende el alba es que la velada merece ser recordada.

El sonríe y se incorpora, alisando con estudiado descuido los pliegues de su túnica.

-Buenos días Crowen.
-Buenos días Theron.

Le sigo con la mirada al verle salir, la ciudad y la posada aún dormitan suavemente, y aprovecho para recostarme sobre el diván estirando las piernas. No se si Theron dormirá o se sumergirá en la vorágine de un nuevo día. Yo tengo tiempo, todo el tiempo del mundo. Y ahora voy a dedicar un ratito en privado a rememorar la conversación y todo lo hablado. Deseo fijarlo en mi memoria.

1 comentario:

Percontator dijo...

Un juego de seducción sin fin, en el que no se sabe quién será cazado y quién la presa... ¿O acaso no pueden ambos turnarse y compartir los dos papeles?
Rendición incondicional, resistencia sin cuartel...

(*CrowenAdicción!!! ^-^)